miércoles, 8 de febrero de 2012

Reacción en cadena de la polimerasa

El siguiente texto es el inici de lo que tal vez sea mi próxima novela (y primera también).



El tiempo de jugar a ser dios se disipaba como el vapor de agua que se arremolinaba alrededor del foco de la ducha. Moría como el cigarro en el cenicero  de la habitación de ese hotel que posiblemente fuera el último en una larga temporada. Debía prepararse rápido pues en pocos minutos una tropa de policías malhumorados irrumpirían en su suit y le pondrían unas esposas y no quería recibirles en albornoz. Así pues salió de la ducha se puso un traje con una camisa morada y una corbata roja y se sentó en un sillón con un periódico abierto, de espaldas a un ventanal que mostraba al fondo la sagrada familia. Abrió casualmente el noticiario por un artículo de una misión espacial. Al parecer los rusos habían fracasado una vez más en su intento de mandar una nave a marte, problemas con su sistema de navegación al parecer. Y es que somos insignificantes  frente a los ojos del cosmos y aún así podemos jugar con nuestro pequeño universo, modelarlo y hacerlo a nuestro gusto como si fuéramos pequeñas deidades perecederas; ¿precederas?. Eso es lo que pensó mientras leía por encima aquellas páginas en blanco y negro y ojeaba la recreación de la misión que algún becario se había molestado en diseñar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario